Escribe: Ricardo Steimberg
chachoriste@hotmail.com
(Más dolores de cabeza)
Esta es una muy interesante pregunta para hacerle llegar a nuestro querido y nunca bien ponderado señor Presidente, don Fernando Lugo Méndez, quien al cabo de tantos meses de gobierno, por decirlo así, y aún sigue dando vueltas y vueltas, como lo hace el perro antes de acostarse.
El tema, no es que se hayan perdido tantos meses, esperando tener, como se dice ahora: una hoja de ruta, por donde transitar, siguiendo, los pasos de nuestros funcionarios más encumbrados. Pero si no tenemos algo así, tan elemental y básico, seguro que navegaremos totalmente a la deriva, sin planes, sin proyectos y sin un planteamiento serio que nos permita saber hacia dónde vamos y nos ayude a salir de este pantano, en el cual cinco millones y medio de seres están con el barro hasta el cuello.
Medio millón más está en mejores condiciones pero de seguir la cosa así, también pueden caer en la volteada. Ahora bien, nuestra política económica no existe; conservamos una educación ultrapasada, con conceptos perimidos y docentes más que mediocres, en todos los niveles. Un sistema de salud precario, que da vergüenza solo nombrarlo. Un aparato jubilatorio ineficiente y corrupto, que no respeta la dignidad humana de aquel que aportó tantos años, para recibir como único premio, el maltrato y la humillación.
Hablar de la seguridad en este país, suena a los oídos tan utópico, como pretender lanzar un transbordador paraguayo a Marte. Por desgracia, en nuestro país nadie sabe a ciencia cierta quién te protege y quien te asalta. Es más, muchas veces los roles se cambian para mayor confusión de nuestros compatriotas. En cuanto a referirnos a la seguridad jurídica, es como querer hablar del “sándwich de cerveza”, porque realmente no existe. Quizás algún día la justicia sea pronta y barata, pero no creo que eso, a mi edad, lo vaya a ver.
También me gustaría encontrar a muchos jueces, fiscales y auxiliares, en el Resort Tacumbú Palace Club, durante mucho tiempo, especialmente en aquellas lujosas suites, que tienen vista al bañado. Las rutas siguen siendo angostitas como fideos; las ciudades sin una infraestructura básica nínima; una reforma agraria necesaria, pero hecha racionalmente y entregada a quien la trabaje y no la venda a los 15 minutos de haberla recibido.
En cuanto al pésimo manejo que se ha hecho sobre la banda de badulaques autodenominada Ejército del Pueblo Paraguayo, creo que ha sido lamentable su intervención tanto de él, como de su ministro del Interior. ¿Cómo manda a la muerte a policías sin preparación evidente para este tipo de contienda?, cuando tenemos militares altamente calificados para salir exitosos de cualquier tipo de contingencia. Es más, Curuzú de Hierro es una excelente referencia de esa gran pelada presidencial que se ha mandado.
En resumen, durante todo este tiempo no se ha hecho nada diferente de lo que hacía Nicanor; es más, hasta retrocedimos en muchos tópicos y la situación social se agravó hasta niveles que nunca antes se había rozado, ni en época de posguerra. Lo que si hemos progresado y mucho, fue en las cargadas de todo tipo que padecemos a causa de nuestro presidente.
En Brasil, los mismos periodistas le ofrecieron condones brasileros porque dicen que los preservativos paraguayos son piratas y no funcionan. Ni que decir de los chistes que circulan por la calle en la ciudad que más paraguayos viven en el mundo: Buenos Aires. Van desde una cantidad indeterminada de hijos a aparecer en cualquier momento, a su predilección por las tiernas adolescentes.
Uno de ellos, probablemente reciclado, pero no por ello menos gracioso les regalo aquí para que se diviertan y olviden sus problemas personales, al menos por unos instantes.
Un ama de casa recibe a su amante durante el día, mientras su esposo está en el trabajo. Sin ella saberlo, su hijo de 9 años se esconde en el armario. Inesperadamente, su esposo llega temprano a casa y ella esconde al tipo también en el armario. El pibe ahora tiene compañía y se produce el siguiente diálogo:
El pibe: Está oscuro.
El amante: Sí lo está.
El pibe: Tengo un tubo de pelotas de tenis.
El amante: Qué bien.
El pibe: ¿Me las querés comprar?
El amante: No, gracias.
El pibe: Mi papá está afuera. ¿Me pagas ó grito?
El amante: Está bien, ¿cuánto querés?
El pibe: 75.000 guaraníes.
Una semana después ocurre lo mismo, y nuevamente el pibe se encuentra en el armario otra vez con el amante:
El pibe: Está oscuro.
El amante: Sí que lo está.
El pibe: Tengo una raqueta de tenis.
El amante: ¿Cuánto querés?
El pibe: 425.000 guaraníes.
El amante: Ni en pedo, pibe, muchas gracias.
El pibe: Mirá que mi papá está ahí afuera. ¿Me pagas ó grito?
El amante: Está bien, está bien. Pero quédate calladito.
Varios días después, al papá se le ocurre ir al club y entonces le dice al pibe:
El papá: Agarrá la raqueta y las pelotas, que nos vamos a jugar tenis.
El pibe: No puedo, papi. El otro día las vendí.
El pibe: No puedo, papi. El otro día las vendí.
El papá: Pero, ¿cómo? ¿Y por cuanto las vendiste?
El pibe: 500.000 guaraníes.
El papá: Eso es terrible, no tenés que estafar así a tus amigos. Eso es mucho más de lo que esas cosas valen. Te voy a llevar a la iglesia para que te confieses, inmediatamente, con mi amigo, el Monseñor Fernando Lugo.
Al otro día, tempranito van a la iglesia y el papá le explica, a su amigo Fernando Lugo, lo que pasó, y lo manda al pibe para el confesionario y cierra la puerta.
El pibe: Está oscuro.
Fernando Lugo: Por favor no empecemos de nuevo...
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