Política, según una de las definiciones de la Real Academia Española, es una actividad del ciudadano cuando interviene en los asuntos públicos con su opinión, con su voto o de cualquier otro modo.
A partir de lo que afirma la RAE, pregunto: ¿Qué tan involucrados están los estudiantes universitarios en la política? Y lanzo una segunda cuestión: esta participación, ¿se limita a la militancia partidaria o implica un activismo en pro del bien común?
Invito cordialmente a hacer esa reflexión en estos tiempos en los que la democracia paraguaya pide a gritos líderes políticos que valgan la pena y ciudadanos que ejerzan su rol.
Durante mi estadía en la Universidad Federal de Rio Grande do Sul (Porto Alegre, Brasil), me toca acompañar desde hace unas semanas, el proceso de renovación de autoridades del Directorio Central de Estudiantes (DCE). Y en este contexto, no puedo evitar hacer algunas observaciones.
La organización estudiantil universitaria es fundamental para la formación de ciudadanos activos. En la UFRGS el clima está que arde. Cuatro chapas pugnan por asumir la dirigencia del DCE. Las discusiones en los pasillos, salas de aula, comedor universitario y diferentes espacios de la universidad sobre los candidatos son permanentes. Afiches, camisetas, calcomanías por doquier. La efervescencia se siente en el aire.
Participé esta semana de un debate, donde los candidatos de las cuatro listas presentaron sus propuestas, respondieron preguntas de los electores y de sus propios contrincantes. Surgieron muchos cuestionamientos que los candidatos intentaron rebatir de la mejor forma posible. Saltaron temas como infiltración de partidos políticos, casos de corrupción, relación entre movimientos universitarios y sociales, propuestas sobre el medio pasaje (que aquí ya es un hecho), infraestructura de la UFRGS, proyectos de extensión e investigación universitarias, entre otros.
La existencia de organismos de representación y organización estudiantil permite que los estudiantes se sientan parte de su Universidad, los invita permanentemente a activar social y políticamente, les ayuda a obtener informaciones sobre lo que ocurre en la institución, sus derechos, les ofrece facilidades, así se convierten en ciudadanos. He ahí la importancia de estas instancias.
Así se va generando esa coyuntura necesaria para las transformaciones que la Universidad necesita y la participación de todos los estudiantes en ese proceso es fundamental.
Ahora me remito de lo general a lo particular: ¿Cómo estamos por casa? ¿Y el Centro de Estudiantes? ¿El Consejo de Delegados? ¿Representación Estudiantil en la Facultad de Filosofía?
En la FAFI muchos se denominan apolíticos, por su aberración a los partidos. Otros se niegan a participar de las reuniones y actividades de estas instancias por considerarlas una pérdida de tiempo, por pereza o tal vez, falta de tiempo.
Desespera el ausentismo en la FAFI en cuanto a la organización estudiantil para la conquista de mejoras académicas, de infraestructura y derechos consagrados. Este mismo escenario se ve en otras facultades. Y así nos va. Estudiantes que van a la Facultad y pasan como sombras, sin dejar una sola marca. Nuestras autoridades duermen en los laureles del poder. Y así seguimos.
La Facultad es nuestro Paraguay en miniatura. La apatía universitaria es apatía ciudadana. El universitario no es sólo estudiante, es un ser político. Vale asumir el rol que nos corresponde. La misma garra de la Copa UNE se debe ver en otros campos, donde ganar es conquistar un mejor futuro para nuestros hijos.
1 comentario:
Execelente artículo. Muy buena conclusión. Encaja en la realidad que se vive en nuestro país. No tomar el rol que nos corresponde como ciudadanos en la política es simplemente dar un espacio más a algun seudo-político. Este seudo-ciudadano, con hambre de poder, se aprovecha de nuestra apatía para hacer lo que le plasca. Mientras, nosotros nada más nos plagueamos.
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