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lunes, 21 de febrero de 2011

Cuando la caza de brujas cazó al periodismo

(Esta es una Pelicula que les recomiendo a todos los estudiantes de periodismo..., se llama "Buenas Noches, Buena Suerte")







La historia que hoy os vamos a contar está ambientada en el país que hizo de la libertad de prensa y del derecho de la información dos de los pilares más férreos de su sistema político. La misma nación que convirtió el Periodismo en cátedra universitaria. El mismo lugar en el que se crearon y se propagaron los medios (Twitter, Youtube y Facebook) que hoy están  alzando la voz de los pueblos del Magreb y su derecho a ser libres. Hoy os vamos a contar una de las manchas en el historial libertario de Estados Unidos. Una de esas historias que vuelve a dejar en evidencia que, en una guerra, la primera víctima es la verdad.

Eran años de Guerra Fría, concretamente la década de los 50. La URSS ya tenía en su poder la poderosa receta de la creación de la bomba atómica, y estaba experimentando con ella. El mundo estaba dividido en capitilismo y comunismo, y ambos bandos tenían mucho miedo. La tensión podía convertirse en destrucción mutua con cualquier traspiés diplomático.

Es en ese contexto (1950-1954) cuando el senador republicano Joseph McCarthy encuentra el terreno abonado para promover la creación del llamado “Comité de Actividades Antiamericanas” para “cazar” a los comunistas estadounidenses. Lo que años más tarde se conocería como “macarthismo”. La misión: evitar que el comunismo se propagase por dentro de la sociedad americana. El objetivo:  señalar a los culpables de “abrazar” el comunismo, dentro del capitalismo, los enemigos de la patria. Las armas empleadas: difamación, acusaciones infundadas, interrogatorios, rumores y creación de listas negras que podrían acabar con toda tu carrera profesional, y con tu vida social, con sólo mencionar tu nombre.
No existía presunción de inocencia: si alguien era acusado de tener alguna relación con el comunismo, el Comité aplicaba la presunción de culpabilidad y era el acusado quien tenía que desmentir y demostrar su no pertenencia al Partido. El macarthismo se convirtió en una violación de los derechos individuales en toda regla. No podía ampararse en las libertades democráticas quien aspiraba a destruirlas, o al menos esa era la manera de pensar que amparaba este tipo de prácticas. La negación de libertad que quería proteger la democracia.
El macarthismo hizo que personajes como el célebre Albert Einstein fuera declarado “enemigo” de EEUU. O que el mismísimo Chaplin tuviera que huir de tierras yankees. Sería en el mundo de Hollywood, inculpando a buena parte de sus actores, directores y guionistas, donde el movimiento encontrase la publicidad y notabilidad necesaria para demostrarle a la población los peligros de ser tomados por comunistas. (Ver la crítica velada de Arthur Miller en Las Brujas de Salem de 1953). ¿Y qué pasó con el periodismo?

Obviamente, ante este contexto, el macarthismo también se llevó por delante la libertad de prensa y el derecho de cada cual a expresarse libremente. Pero no todos los periodistas sucumbieron ante su yugo. Edward R. Murrow, a través de su programa See It Now, prestó batalla a McCarthy tubo catódico mediante. La pasión por la verdad y por hacer veraces los ideales democráticos sobre los que se sustentaba su país llevaron a Murrow a desafiar al mismísimo McCarthy con la emisión, el 9 de Marzo de 1954, de un programa dedicado en exclusiva al senador republicano: A report on Senator Joseph R. McCarthy”. Mirando a la cámara, hablando para todo Estados Unidos, y con la valentía que sólo la defensa por el derecho a ser libres puede provocar, Murrow dijo:
“Su principal logro [del senador McCarthy] ha sido el de confundir a la opinión pública, entre las amenazas del comunismo. No debemos confundir desacuerdo con deslealtad. Debemos recordar siempre que una acusación no es una prueba y que una condena depende de la evidencia y del debido proceso de la ley. [...] No caminaremos con miedo, el uno del otro. [...] No descendemos de hombres temerosos – no de hombres que temían escribir, hablar, asociarse y defender causas que eran, por el momento, impopulares. [...] ¿Y de quién es el fallo? En realidad no es suyo. Él no creó esta situación de miedo; él meramente la explotó, y más bien exitosamente. Casio estaba en lo cierto: ‘El fallo, querido Bruto, no está en nuestras estrellas, sino en nosotros mismos”.
Meses más tarde, y después de haber querido atacar a miembros del Pentágono americano, McCarthy recibió una moción de censura y fue expulsado del Senado americano. La lección que nos deja esta historia es que la valentía es la única arma que vence al miedo. Edward R. Murrow sabía del peligro que él y su equipo corrían cada vez que el botón rojo de la CBS parpadeaba indicando que estaban en directo, trasmitiendo un mensaje supuestamente subversivo a todo Estados Unidos. Pensad siempre que la única arma que vence a la libertad es el miedo. “Buenas noches, y buena suerte”.

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