Escucha Ñn Radio On Line

jueves, 14 de junio de 2012

LOS DISTANTES II



Por Salvatore Brienza

Ella no recordaba el lugar donde había escuchado esa voz. Se sintió sorprendida cuando la llamó por su nombre. Giró y vio en la pantalla de su computadora a una persona que la memoria intentaba ubicar en lo profundo de su mente.
-  ¿Te acordás de mí? – enfatizó él, dejando entrever que tenía cierto temor a que no lo reconociera.
-  La verdad que no tanto, hazme acordar un poco, por favor – dejó deslizar ella, en una escaramuza típica de quienes saben que se conocen y temen descubrirse mutuamente desmemoriados. Quizás ella intentaba que él dudara, pero no logró su cometido.
-  Soy aquel que pude ser y no lo fui – respondió aumentando un poco la angustia del desconocimiento de ella.
Era como un juego de ajedrez, donde cada uno mueve las piezas a su turno y busca que el otro adivine el siguiente movimiento, o se oculte cada vez más. De pronto, ante esas palabras, ella abrió sus ojos que parecían que saldrían, se acercó más a la pantalla.
- ¿Qué? ¿Cómo? – exclamó.
-  Ni te acordás quien soy – manifestó él sintiendo más dudas ante estas palabras y algo sorprendido por ellas.
-  ¡Al contrario, te estoy reclamando! – exclamó mientras lo abrazaba – ¿porque has cambiado tanto? ¿Dónde estabas todo este tiempo?
-  ¡No cambié nada! Siempre estoy aquí. – dijo él, esbozando una sonrisa muy contento de que por fin le haya descubierto y agregó- sólo que me di un aspecto más glamoroso.
-  ¡Ay!, vos..., ¡como sos! – ella reclamó con una sonrisa que desde joven la caracterizaba.
Él la miraba detenidamente por la pantalla del computador, mientras escuchaba sus palabras. Sabía que en aquellos ojos negros, en esa piel morena, en esa sonrisa, eternamente, alegre se escondía su amiga de otros tiempos.
-  ¿Cómo andas? – empezó. Eran las primeras preguntas que actualizarían la situación en que se encontraban los dos - me comentaron que te casaste..., que ahora sos profesora..., que tenés niños…, y como veo, siempre linda.
-  ¡Y bien!..., ¡Si! Hace años que me casé, tengo una nena y un varón. Y lo de profesora es un tema que ni yo creo todavía – reveló elevando la mirada buscando un motivo real de tal decisión.
-  Y bueno..., yo también estoy más o menos así...., ¿Te acordás de todas las cosas que pasamos cuando éramos casi adolescentes? ¿Fue hace tanto tiempo verdad? - comentó él mientras deslizaba  la necesidad de recordar el pasado para acercarse a la persona que tenía enfrente.
-  ¡Si!.., y fueron los más bellos recuerdos que tengo. Incluso dudé para aceptarte en el Facebook, pero como vi que eras amigo de tu mamá, te acepté. – reveló impacientemente cuando sonreía y miraba fijamente a su amigo.
-  Pero bueno, eso es lo lindo de habernos conocido y que hayamos vivido muchas cosas lindas – comentaba él, recordando todo el pasado muy lejano.
-  Siempre pregunto por vos cuando le veo a tu mamá. Así que cuando vengas de nuevo avísame para verte. – reclamó ella haciendo sentir la distancia que los separaba y el tiempo que se debería recuperar.
-  Sin falta..., vernos será muy bueno para los dos. Ahora te pregunto, ¿Yo era tímido en esos tiempos?
¡Ja! Ja! Ja! – rió ella, dejando ver una hermosa sonrisa -  ¡Si!, te tuve que robar varios besos…, y por ahora ¿Seguís siendo tímido?.
Él se sonrió. Ambos quedaron callados. Sus cabezas buscaban rastros en la memoria. Recordar las más bonitas situaciones que podrían surgir de los recuerdos y que esa conversación siga siendo tan agradable como el encuentro era el objetivo de ambos.
-  Y en el fondo, creo que sigo siendo tímido.., de alguna manera...,- se confesó finalmente -  Tengo la sensación de que era una persona amigable, pero muy tímida para decidir hacer cosas..., ¿verdad?. Y no creas que olvidé los besos. Recuerdo cada uno de los besos que me robaste..., por eso cuando me voy al pueblo y paso frente a tu casa, quedo mirando un rato para ver si no salís. Esos besos son los mejores recuerdos que tengo de aquellas épocas..., te lo digo sinceramente...,  pensaba incluso que nunca te ibas a acordar.
-  ¿Será? Sin embargo, yo recuerdo que estabas tan enamorado que pensé que vos ni te acordarías. Y sí, para mi también fueron muy especiales y hermosos. Me ayudaron a crecer que es lo más importante.
El recuerdo hizo saltar los suspiros a ambos lados del monitor. Ambos estaban mirándose uno al otro. Él muy lejos..., ella más lejos aún. Pero ambos estaban venciendo al tiempo y a la distancia donde nada se mueve, donde todo permanece eternamente.
-  Cierto, eso hizo un antes y un después en todos los que estuvimos involucrados..., hasta hoy, cada vez que veo una película donde el amigo queda con su amiga..., me acuerdo de vos.
-  ¿Será? – se sorprendió ella.
-  ¿Seguís jugando al Hándbol? ¿Haciendo deportes? Porque veo que no cambiaste nada - dijo él, intentando cambiar de tema.
-  Si, juego al vóley, camino todas las tardes, y bueno creo que es hora de despedirnos – expresó como entendiendo que él no quería profundizar en el tema- que gusto haberte encontrado, siempre te recuerdo como mi primer amor imposible.
-  ¿En serio?..., ¡uff!..., ahora me siento presionado..., - dijo llevándose la mano a la frente y cambiando totalmente de estrategia- nunca quise que fuera así..., digo, que sea imposible…, pero bueno.., la vida nos puede dar un espacio para redimirnos de nuestras culpas. Así siento también. Como algo que debió haber pasado y no paso..., un amor inconcluso. Quizás una buena taza de café, un abrazo y recordar viejos tiempos nos haga redimir lo que nunca pasó entre nosotros.
-  ¡Si!, pero todo era presión a nuestro alrededor.- continuó ella, queriendo profundizar.
-¡Ufff!...., Sí recuerdo..., - sentenció, mientras los recuerdos afloraban incesantes en su mente- no era fácil..., había gente muy nerviosa.
-  Pero él o ella, ¿se llegaron a enterar?- pregunto ella.
-  No creo..., por mi lado ¡no!..., así que ese es un lindo secreto de un amor imposible..., solo en nuestro pueblo suceden estas cosas..., y es lo más lindo de todo esto.
-  ¡Si!, Ahora nadie sube a la torre a conversar – dijo ella ya muy seria por el recuerdo que vívidamente iba emergiendo en su mente- todo va a mil por hora, que buenos adolescentes éramos. Que inocentes nos comportábamos. El mundo ha cambiado tanto en estos veinte años.
-  ¡Si!..., recuerdo que subíamos a conversar..., éramos dos personajes de dos historias de amor..., - recordaba mientras en su pecho se agitaba el recuerdo- nos sentábamos mirar el mundo que se movía bajo nuestros pies, a disfrutar sólo de la compañía del otro. Imaginábamos un mundo que el tiempo borró de nuestras mentes. Quizás nos hayamos prometido cosas que nunca llegamos a cumplir. Pero con esas pequeñas cosas éramos felices. No necesitábamos tener vehículos, ni vestir la mejor marca de ropa. Con sólo subir a las bicicletas, estar uno cerca del otro y hacer las mismas cosas. Éramos felices en ese mundo juvenil.
-  Si, realmente. – dijo finalmente ella- y bueno…, cuando vengas de nuevo por acá espero verte. No dejes que pase mucho tiempo. Si dejas pasar mucho tiempo puede que no haya más nadie con quien conversar en la torre. Cuídate. Besos.
Ella se desconectó y él quedó mirando la pantalla. Deseó retroceder en el tiempo. Su corazón ya estaba desbocado y los recuerdos brotaban como un manantial con sentimientos puros. Lentamente, cerró su computador y pensó en el tiempo. Y en la torre. Y en qué momento podrá subir de nuevo a conversar.

4 comentarios:

Conrado Cardozo dijo...

que bueno, expectacular Silvio.

Unknown dijo...

esta historia me recuerda a una musica..mi asignatura pendiente de Ricardo Arjona...que lindo Silvio...

Anónimo dijo...

Vous pourriez certainement voir votre enthousiasme dans le travail que vous écrivez sur www.nacurutunews.com. Le monde espère encore plus passionnée des écrivains comme vous qui n'ont pas peur de dire comment ils croient. Toujours suivre votre cœur.

Salvatore Brienza dijo...

Esta es la traducción del texto de mas arriba:
"Sin duda se puede ver su entusiasmo en el trabajo que usted escribe en www.nacurutunews.com. El mundo espera que los escritores aún más apasionados como tú, que no tienen miedo de decir lo que creen. Siempre sigue a tu corazón."