La segunda ciudad más grande del Paraguay y quizás la
de mayor movimiento económico, ha sido en su momento -y no sabemos si fue un
mero discurso ideológico del aparato de propaganda de la dictadura- la tercera
en importancia mundial, luego de Miami y Hong Kong. Hoy pasa por la peor crisis
económica de todos los tiempos.
En esta ciudad, el Estado, ha sido el principal ausente
en los procesos de garantía comercial y de negocios y la principal víctima de
los feudos políticos-partidarios donde “más vale tener amigos en el poder, para
seguir lucrando; que enemigos en el poder, que te hundan sin la más mínima
garantía de protección ante la ley”.
La piratería, la corrupción, el contrabando, el tráfico
de armas, drogas y seres humanos es la constante en esta “Sodoma comercial” del
Paraguay.
Una clase social rica, pero ignorante. Un Estado
presente, pero corrupto. Un gobierno municipal, afín al “Nuevo Rumbo” hasta
donde le convenga, prebendario, clientelista y rematador de los bienes del
estado. Una clase sindical que no genera defensa a sus representados, sino que se
acomoda y acuerda con los grupos de poder, ese otro “pequeño poder” para
la “nomenclatura” sindical. Una sociedad
“pauperizada e ignorante” donde “vender un producto de contrabando, vencido o
de mala calidad, no es sinónimo de vergüenza sino de habilidad comercial”. Donde
la creatividad se mide en el “engaño” y no por la opción diferente. Un servicio de transporte
privado –porque lo público es sólo en los papeles- tiene el “tupé” de exigir “suicidios” para
seguir con el mismo sistema de transporte obsoleto, deficiente y criminal.
Es aquí, donde el Libre Comercio funciona con total
libertad. Donde las garantías que ofrece el Estado en materia de Justicia ante
las barbaridades del modelo Liberal, se mide por la cantidad de dinero que cada
uno tiene en una cuenta bancaria o por el nivel de participación en los torneos
de tenis del club social de turno.
En esta ciudad, se enseñorean el cigarrillo
falsificado, la marihuana, la cocaína, el perfume falso con las mansiones de
los narcotraficantes, dueños de “lojas” y funcionarios de Itaipu mediocrizados
por un estado que solo sirve para beneficio de los gobernantes.
Una ciudad de funcionarios corruptos venidos de Asunción
o de cualquier ciudad del país, que no dan espacio a los que quieren
“beneficiarse de la torta estatal” pero que por lo menos hayan nacido en esta
tierra colorada.
Bien vendría una frase para esto “que sigan los
corruptos, pero que por lo menos, sean los nuestros”.
1 comentario:
Escalofriante descripción que abre los ojos a quienes solo veíamos (o ven) la ciudad como feria de compras...
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