Por Salvatore Brienza
“A los amigos se les acompaña hasta el cementerio, se
les despide al borde de la tumba, pero uno no se entierra con ellos”.
Esta frase debe ser como un faro que debería iluminar a
todos los que militan en política, sean estos públicos o privados. Podemos
ayudar a los amigos a llegar al poder, pero no se puede tolerar que utilicen
esos recursos para hundir esa confianza construida con la amistad.
En el Paraguay, donde la amistad es más fuerte que las
relaciones institucionales, es práctica común que aquellos que llegan al poder,
terminan arrastrando a todos los que lo apoyaron.
Es por ello que un Contralor General de la República
puede tener una Secretaria que hace horas extras hasta en horas en que estaba
de vacaciones o algunos Rectores de Universidades que ubican discrecionalmente
a amigos, familiares y afines (Léase amantes) y nadie queda preso por ello.
La marcha estudiantil del 18 de setiembre generó la
chispa que está detonando el Rectorado de la Universidad Nacional de Asunción.
El Rector (Con permiso) Froilán Peralta está escondido, huyendo desesperado de
la Prensa, los escraches y esperando que algún “amigo político” salga a
defenderlo.
Las denuncias de Nepotismo, nombramientos irregulares
(incluso a estudiantes sin títulos académicos con el sueldo de Docentes
Universitarios) es la clara demostración de que el dinero público es utilizado
como botín de guerra.
Como no quiero ir muy lejos, me quedo con todo aquello
que me es conocido. Y me gustaría opinar sobre nuestra universidad.
En muchas facultades es práctica común el “pago por
servicios prestados” en concepto de cargos por votos. Pagar apoyos políticos
con cargos es el deporte nacional en este país.
Existen docentes escalafonados, gente nueva y con
visión de futuro, que sólo puede ser removida por sumario; pero no se animan a
enfrentar las estructuras obsoletas porque viven pendiente de las migajas que
caen de la mesa de los administradores de turno. Meter dinero en sus bolsillos
con cargos docentes para los cuales no tienen mucha formación es lo que
interesa.
La UNE cambió hace apenas unos meses de Rector y
Vicerrector. Y muchos cambios formales, tanto en el Rectorado como en las
Facultades, se concretaron luego de estas elecciones. Profundos, nada todavía.
Debo reconocer, porque mis escritos lo dicen, me
encuentro entre los amigos que apoyaron al Rector actual, tanto para su
candidatura como para su elección.
Las esperanzas están puestas en el amigo, pero no nos
enterraremos con él. Eso está bien claro.
Lo que se debe corregir, que se haga ahora. Para que
esperar. Lo que se debe limpiar se limpia, y “la piedra que no sirve para la construcción se tira como escombro”.
Es lo lógico. Y creo que todos lo agradecerán, desde el humilde funcionario que gana poco y trabaja mucho; hasta el dedicado estudiante que no tiene como pagar su derecho a examen, porque no tiene beca.
Hay personas que tienen información privilegiada y que
lo quieren compartir porque la Ley ahora se los permite. No se animan, porque
no ven un cambio real. Se puede alegar que es poco tiempo aún, pero los cambios
profundos no se hacen “en marcha lenta”.
Por un lado, es bueno que haya transparencia. Porque
la “Ley de la Información Pública”
debe ayudar en hacer transparente la gestión de los administradores del dinero
público. Este dinero que es del vendedor de remedios yuyos, del estudiante, del
docente, del padre del estudiante, del vecino del docente, del jardinero del
rector o de la mucama de los consejeros. El dinero público es de todos, y lo
que es de todos no puede ser dilapidado, malgastado.
Por otro lado, esa misma gente que ha decidido que
algo nuevo fluya por la UNE, debe empezar a limpiar las distintas Facultades de
personas que están dilapidando el dinero de la ciudadanía, regalando cargos “a clanes familiares y afines” y que al
final son los que deben tener vergüenza de usar discrecionalmente el dinero
ajeno.
“Algún cambio debe empezar, y los astros se han
alineado, todo es cuestión de encender la mecha”.
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