Por Salvatore Brienza
Hace 14 años, el mundo veía con horror como aviones se estrellaban contra uno de los símbolos del poder económico y mundial, las Torres Gemelas ubicadas en el distrito de Manhantan, Nueva York, Estado Unidos.
Recuerdo como si fuera ayer, las palabras de un amigo con quien veíamos, en aquel momento CNN, y sentenció: “Seguro que Bush, tirará una bomba atómica sobre Afganistán para hacer desaparecer a Osama Bin Laden y todo su grupo terrorista”.
Mi exaltado amigo quería que el Apocalipsis se cumpliera para los de Al Qaeda. Sólo atiné a decir: “vamos a ver que pasa, los yanquis no hacen nada sin pensar dos veces, no creo que tiren una bomba, pero alguna ventaja van a sacar de este ataque”.
No voy a decir que aquello se cumplió, sólo que nada ha cambiado desde aquel 11 de setiembre del 2001 para el resto del mundo. Muy por el contrario. Hay una Ley Antiterrorista que está siendo aplicada, a iniciativa norteamericana, en todo el mundo.
Desde aquel 9/11, 11-S ó 911, como el número de emergencia de Nueva York, la Cárcel Militar Norteamericana que tienen en Guantánamo, Cuba, se llenaron de “peligrosos terroristas” incluido menores y mujeres todos sospechosos de estar involucrados con el atentado o con Al Qaeda. Los vuelos secretos de aviones norteamericanos con terroristas detenidos y enviados a cárceles norteamericanas en países de Europa e incluso a bases militares norteamericanas distribuidas por otros lugares del mundo eran la constante.
Así de a poco, el terror se apoderó de todo el mundo.
Llegó la Guerra en Afganistán, Iraq y la “Primavera Árabe”, que empezó en Túnez, pasó por Egipto, donde destituyeron al mejor aliado occidental Hosni Mubarak; luego Libia, con la muerte de Muahamad Kadaffi, prácticamente “cazado como un animal” y con los canales occidentales y árabes transmitiendo en vivo.
Esta primavera árabe, se considera la segunda revuelta mundial luego de 1968, porque generó una serie de protestas como las de Grecia entre el 2010-2011, el Movimiento 15-M, la Movilización estudiantil en Chile entre el 2011-2013, incluso el Movimiento #Yosoy132 en México, las Movilizaciones estudiantiles en Colombia de 2011 y 2012, el mismo Occupy Wall Street, y las huelgas en China en 2011, fueron algunas de las miles de protestas que generaron el “terror a los terroristas”.
Ya en el gobierno de Barack Obama, un 1 de mayo del 2011, es asesinado “espectacularmente” el criminal “más buscado y peligroso del mundo”, el terrorista, ex agente de la CIA y heredero de un imperio petrolero en Arabia Saudita, “Osama Bin Laden”, cuyo cuerpo fue arrojado al mar, para no generar olas de peregrinación o convertirlo en el “CHE ISLAMICO”. Escribo espectacularmente, porque el gobierno norteamericano, difundió que “los Rambos Yanquis” entraron en silencio, capturaron a todos los niños y mujeres y sólo mataron a los hombres y a Osama que intento tomar un AK-47 que tenia cerca.
Y así pasó el mundo.
Hoy, todos estamos con miedo al ISIS o el Estado Islámico, quien no sólo ha demostrado ser más peligroso que Al Qaeda, sino también más violento y con recursos económicos ilimitados al tomar los últimos pozos de petróleo de Siria y vendiéndolos al mejor postor.
Nadie sabe cómo nació, quienes son los enmascarados, y todos tenemos más miedo de ser atacados “por terroristas” en ambos sentidos.
“Por terroristas” como víctimas de los terroristas.
“Por terroristas” como víctimas de los que combaten al terrorismo.
En ambos sentidos, hay víctimas y victimarios. Solo que debemos saber, quienes son los que mueven los hilos del mundo para entender porque seguimos recordando el 11 de setiembre del 2001, para justificar las atrocidades que se cometen en la humanidad.
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