Por : Rodrigo Vega |
Por el camino, volviendo a casa, decidí acompañarlos y luchar con ellos por una educación mejor. Prepare lo necesario para un día o dos y fui a presentarme como egresado bajo el símbolo de lucha, el tatajyva, así como lo hice siete años atrás.
No esperaba quedarme más de ocho días aprendiendo con ésta nueva generación de líderes estudiantiles. Debatimos, reflexionamos sobre la vida, divagamos, cantamos,,, compartimos, reímos y por sobre todo estudiamos. Sí, estudiamos los estatutos, reglamentos y leyes.
De a poco la familia fafiana se hacia más fuerte, más unida y solidaria. No necesitamos desprestigiar a nadie para que los compañeros se den cuenta de quienes realmente desean un verdadero cambio en la educación superior. Apoyamos a los demás compañeros en el Rectorado, trabajamos en la limpieza de nuestra casa, la FAFI.
Nos dimos cuenta que los cambios son necesarios y nos olvidamos por momentos de las redes sociales para estar frente a frente conversando e intercambiando ideas. De a poco la facultad volvía a ser filosófica y dejaba de ser católica. Aunque no lo crean también rezamos.
No hay carrera, año o antigüedad, somos compañeros que dan el ejemplo, escribimos la historia, generaciones leerán y hablarán de la primavera estudiantil de los secundarios y universitarios. Hay un antes y un después que marcará nuestras vidas.
Ver a familiares de alumnos, tías, abuelas y la ciudadanía acercándose bajo el tatajyva y animándonos para no decaer, apoyando en lo que pueden. "Nosotros antes, no tuvimos la oportunidad, así como ustedes" decía una madre que viene todos los días acompañando a sus dos hijas. Nos dan fuerza para seguir y no decaer.
Noches sin dormir, entre cafés, mates y terere nos hacíamos más fuertes, más compañeros entendieron y se sumaron poco a poco. Para los que creían "perder clases" las charlas se volvieron clases de aprendizaje, mientras los clanes temblaban de miedo. El miedo se había vuelto realidad, ¡¡Los estudiantes se levantaron para exigir sus derechos y no retroceder hasta lograr sus objetivos!!.
"En los pasillos nos cruzamos todos los días y ni nos saludamos, pero acá socializamos" escuchaba decir a un estudiante. La FAFI se volvió una gran familia, hasta los fines de semana se acercan los alumnos, ex alumnos y ex docentes a brindar su apoyo.
Nos tildan de muchas cosas, adjetivos que no valen la reproducir, pero pese al juego sucio seguimos resistiendo y lo haremos hasta conseguir lo que los estudiantes decidieron.
Podrán pagar espacios en medios para que publiquen lo que ellos quieren, pero no podrán callar la voz del estudiante, la voz de los que dijeron basta de una educación mediocre. Por que esta generación sabe lo que quiere y peleará hasta el final.
Para recordarles algo que olvidaron, ¡¡La FAFI es de los estudiantes!!.
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