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jueves, 12 de noviembre de 2015

La Resistencia bajo el Tatajyva

(O como Garabombo, el invisible se hizo presente en la FAFI)

Por Salvatore Brienza

El día miércoles 11 de noviembre, se reunió el Consejo Directivo de la Facultad de Filosofía de la Universidad Nacional del Este, nuevamente y por segunda vez, a escondidas en la Facultad de Derecho que se encuentra en el Área 3.
Apenas unas horas antes fueron avisados los Consejeros “no amigos”, y apenas 30 minutos antes a la Representante Estudiantil que vive en la ciudad de Mallorquín, que apoya el Paro Estudiantil. El que le llamó en nombre del Consejo Directivo le dijo: “Sabemos luego que no vas a venir, pero te aviso para que te enteres. Todo esto lo hicieron contra el Reglamento del Consejo Directivo que dice “Los Consejeros deben ser avisados 24 horas antes y con el Orden del Día de la Sesión, vía Secretaria General”.
Esta actitud de “ningunear” tanto a los estudiantes como a los que estamos defendiendo a la FAFI de los corruptos, no es nuevo, ni fue la primera vez.
Hace un mes atrás, más o menos, el Consejo Directivo se reunió en Secreto (siendo que debe ser público) y no permitieron que el presidente de la Asamblea pueda participar del mismo.
Luego, a través de Directivos del Rectorado fuimos convocados un grupo de Docentes que apoyamos el Paro Estudiantil para un almuerzo donde estuvo la Decana presente y aprovechamos para “decirle sus errores y lo que los alumnos reclaman y que estamos convencidos que son justos para que empiece el proceso de cambio en la Facultad.” Nos dijeron que ellos estaban dispuestos a colaborar para destrabar la situación y que harían su parte y todo quedo, como para “ver los primeros pasos”. Nada ocurrió de resaltante.
Sin embargo, al día siguiente de esta reunión de “buenas intenciones”, algunos funcionarios y docentes presentan un Recurso de Amparo con el fin de prohibir a los estudiantes que cierren los accesos a la facultad, porque ellos se sentían violados en su derecho constitucional al trabajo.
Más o menos unas dos semanas atrás, nuevamente convocados para zanjar este impase, Representantes de los Estudiantes en Asamblea se reunieron con la Decana  para encontrar un mecanismo de dialogo. Sin embargo, al día siguiente, nuevamente, se presentaron con una “Jueza de la Niñez y la Adolescencia” a verificar la denuncia ya hecha por un grupo de Funcionarios “deseosos de trabajar y dejar de planillear” y que se despeje el lugar y les dejen entrar a trabajar. Esto ya generó más tensión en los estudiantes. Porque ya fueron convocados a declarar luego.
Todo esto lo hicieron, sabiendo que nunca se les prohibió, porque así fue un acuerdo hecho con el Contralor Roy Rodgers y el Fiscal Marcelo Saldívar, con la única condición que por cada funcionario debía haber un alumno acompañando. Todo esto con el fin de que los alumnos sirvan de Contralores del trabajo hecho por la Fiscalía y la Contraloría. Si no fuera por esto, jamás se hubieran encontrado documentos en los vehículos.
Luego, vinieron las etiquetas  de “violentos, subversivos, epepistas, comunistas, socialistas y escriba de la izquierda luguistas”.
Después, viene el rechazo a la solicitud de los estudiantes de planteada a la “jueza” sobre el Amparo de los Funcionario y la obligación de los Estudiantes de pagar las costas de los abogados de los Funcionarios. Uno de los abogados es el Yerno de la Decana y Docente de la FAFI en Mallorquin, escalafonado en menos de un año. ¿Esto no es Nepotismo, Fiscal Saldivar y Roy Rodgers?.
Hoy, la vida de los “Estudiantes en Paro y en Asamblea Permanente en la FAFI” es como la de “Garabombo, el invisible”.
Este personaje, creado por Manuel Scorza ( [i] ), representa a un dirigente campesino que  se une a otros para recuperar sus tierras. Es así que las autoridades, le “ninguneaban a Garabombo, porque lo que se convirtió en un ser invisible”.
Sobre el mismo, nos dice Juan Gonzalez Soto[ii], en un extenso análisis que hace sobre Garabombo el Invisible y Remigio el Hermoso, dos obras que tienen los mismos fundamentos, “el ninguneo de las autoridades”:
Garabombo rememora el tiempo en que estuvo huido en la cueva Jupaicanán. Ya era invisible pero aún no había tomado la determinación de aprovechar su «mal» en beneficio de la comunidad. El lector ha de hacerse una pregunta verdaderamente esencial: ¿por qué es invisible?”
Y luego explica que:
la causa de la invisibilidad de Garabombo es explicada desde una doble perspectiva: sus reclamaciones presentadas ante la autoridad administrativa y las expresadas ante un hacendado.”
Y en la novela, el propio Garabombo explica a un ladrón de caballos como se percató de su “enfermedad”:
-Bajando a Yanahuanca a presentar una queja me enfermé.
-¿De qué se quejaba?
-El dueño de Chinche, don Gastón Malpartida, me abusaba [...].
-Pues don Gastón tiene la costumbre de inaugurar a las mujeres. Todas las chinchinas que cumplen quince años obligatoriamente deben servir en la casa hacienda. Igual quisieron que mi mujer, Amalia Cuéllar, fuera. Yo me opuse. [...]
-Y lo peor no es el viejo sino que encima suben los yernos. ¡Me opuse! [...]
-Bajé a quejarme a la Subprefectura. [...]
-No me vieron. [...]
-Al comienzo no me di cuenta. Creí que no era mi turno. Ustedes saben cómo viven las autoridades: siempre distraídas. Pasaban sin mirarme. Yo me decía «siguen ocupados», pero a la segunda semana comencé a sospechar y un día que el Subprefecto Valerio estaba solo me presenté. ¡No me vio! Hablé largo rato. Ni siquiera alzó los ojos. Comencé a maliciar [...]
-¡Que me había vuelto invisible!
Los estudiantes que siguen protestando contra la Corrupción en la Facultad de Filosofía y en Asamblea Permanente son “invisibles” ante las autoridades de la FAFI y de la UNE.
Son Garabombos que deben convivir con su invisibilidad. Es una pena.
Finalmente, dice Juan Gonzalez Soto:
“De esa «enfermedad» que padece Garabombo conviene curarse. Es necesario, eso sí, proveerse de recursos, de armas de pensamiento, de ideas. Garabombo debe convertirse en lo que Braulio Muñoz denomina héroe aculturado (deculturated hero). Ha de sufrir una transformación profunda con que poder dar respuesta a la injusticia y a las condiciones que la opresión impone a la comunidad. Deberá obrarse en él un cambio tras el cual quede involucrado no sólo su universo de ideas y valores, también su psicología. Dejará de ser sujeto pasivo del sufrimiento para pasar a convertirse en un sujeto activo de su liberación, en héroe épico. Tal cambio tendrá lugar en la cárcel:”
[...] en la prisión me curé de mi enfermedad. Yo nunca he tenido mejor escuela que la cárcel. Oyendo las discusiones de los políticos se aprende, don Juan [Lovatón, presidente de la comunidad]. ¡Ya no soy invisible!”
“Cuando Garabombo salió de la prisión [...] salió tan flaco que para que el viento no lo arrastrara viajó agarrado a la baranda del «Me ves y te acomplejas». ¡Esquelético pero visible! ¡Volvía curado! En la prisión había comprendido la verdadera naturaleza de su enfermedad. No lo veían porque no lo querían ver. Era invisible como invisibles eran todos los reclamos, los abusos y las quejas. En el Frontón -esa isla infausta donde han blanqueado los cabellos de generaciones de rebeldes- comprendió la verídica causa de su mal.”
La sociedad no los escucha, y sus gritos se silencian con “recursos de amparo” y “jueces corruptos”. Así, llegaran a los 50 días de espera, hasta que algún valiente Fiscal impute a alguien.
O los estudiantes recuperen su “visibilidad” en las cárceles que “los corruptos quieren” para los que protestan.




[i] Manuel Scorza Torres (Huancavelica, 9 de septiembre de 1928 - Madrid, 27 de noviembre de 1983) fue un novelista , poeta, político y editor peruano de la Generación del 50, atento a los fenómenos sociales y observador de los problemas del Perú de la época que le cupo vivir.

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