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miércoles, 14 de septiembre de 2016

Universitarios en el Túnel del Tiempo



Por Salvatore Brienza

Amanecimos, nuevamente, con Estudiantes procesados por la Fiscalía. El argumento es “retener a Asambleístas dentro del Rectorado”, en reclamo por no cumplir compromisos políticoscomo la “paridad representativa” en los distintos estamentos de la Universidad Nacional de Asunción (UNA).

Y como un efecto “túnel del tiempo”, los estudiantes de la UNA están viviendo la misma situación en la cual estudiantes de la UNE (Universidad Nacional del Este), y específicamente, de la Facultad de Filosofía, fueron “procesados por la Fiscalía y sobreseídos, sin ser culpables de delito alguno” y sin embargo, “sumariados por el Consejo Directivo de la Facultad y ratificado por el Consejo Superior Universitario”, por haber participado en distintas situaciones en las manifestaciones contra “LOS CORRUPTOS DE LA EDUCACIÓN” en el año 2015 e inicios del 2016.
Serie de los años 60


Los universitarios Fernando Krug, Paola Pusineri, Amalia Rios y Raúl Segovia, están en el “cadalzo de las injusticias, en el paredón de las ignominias” que levantan los corruptos para castigar a los que “enfrentan al sistema” corrupto que ellos protegen con sus Leyes, Reglamentos y Resoluciones.

Se puede discutir, en este específico caso, si es legal o no retener a una persona contra su voluntad en un acto que tiene más de efecto político, que intenciones criminales. Pero, como “la corrupción tiene amigos en todos lados”, y siempre hay una Fiscala que acciona los mecanismos legales para usar la “ley como garrote”, no era de extrañar que el fin de sus estrategias estudiantiles, terminen en la “imputación y Orden de Captura” de los referidos universitarios.


Tanto los dirigentes estudiantiles de la UNA como los de la FAFI-UNE, y porque no decirlo de todo el Paraguay, están en el borde del “abismo del silencio”.

A partir de ahora, muchos dirigentes estudiantiles, preferirán el silencio antes que reclamar derechos ante las autoridades.


Foto: ABC Color
Los grandes cambios en la Universidad, siempre se dieron a través de manifestaciones estudiantiles, y de ejemplo tenemos la histórica Reforma de Córdoba (1918) que luego de 98 años no ha cambiado nada en nuestro modelo paraguayo de universidad.

Para que reflexionemos juntos, les comparto un extracto del Manifiesto Liminar de Córdoba, que dice:


 “Las universidades han sido hasta aquí el refugio secular de los mediocres, la renta de los ignorantes, la hospitalización segura de los inválidos y -lo que es peor aún- el lugar en donde todas las formas de tiranizar y de insensibilizar hallaron la cátedra que las dictara. Las universidades han llegado a ser así el fiel reflejo de estas sociedades decadentes que se empeñan en ofrecer el triste espectáculo de una inmovilidad senil. Por eso es que la Ciencia, frente a estas casas mudas y cerradas, pasa silenciosa o entra mutilada y grotesca al servicio burocrático…[..].”

“Nuestro régimen universitario -aún el más reciente- es anacrónico. Está fundado sobre una especie del derecho divino: el derecho divino del profesorado universitario.” [1]



En el fondo, las universidades del Paraguay, y en especial las públicas, tienen estos mismos males que surgieron antes de la Reforma de Córdoba. No se podrá avanzar a un nuevo modelo de Educación Superior, si los que dirigen la Universidad han hecho de este espacio educativo un campo para iniciar la carrera política que luego les podrá catapultar a algún cargo de Diputación o Senaduría.


Marcha de Estudiantes Secundarios
Los principales puntos de la Reforma Universitaria de Córdoba fueron y son usados en las universidades actuales como compromisos estatutarios, pero que en muchos caso no se cumplen, porque no se puede extender el poder al estamento mayoritario de la Universidad:

Los postulados aquí señalados, son parte de la centenaria reforma y en algunos puntos en el Paraguay nunca se han implementado. Les cito aquí y ustedes podrán sacar sus conclusiones:

  1. El cogobierno estudiantil;
  2. La autonomía política, docente y administrativa de la universidad;
  3. La elección de todos los mandatarios de la universidad por asambleas con representación de los profesores, de los estudiantes y de los egresados.
  4. La selección del cuerpo docente a través de concursos públicos que aseguren la amplia libertad de acceso al magisterio;
  5. La fijación de mandatos con plazo fijo (cinco años generalmente) para el ejercicio de la docencia, solo renovables mediante la apreciación de la eficiencia y competencia del profesor;
  6. La gratuidad de la enseñanza superior;
  7. La asunción por la universidad de responsabilidades políticas frente a la Nación y la defensa de la democracia;
  8. La libertad docente;
  9. La implantación de cátedras libres y la oportunidad de impartir cursos paralelos al del profesor catedrático, dando a los estudiantes la oportunidad de optar entre ambos;
  10. La libre asistencia a las clases.[2]

Estudiantes de la UNAM, Mexico, 1968
Sin embargo, y volviendo al tema de las protestas de la UNA y la UNE, tanto los Decanos, como algunos Rectores, siempre han sido partidarios de violar “la autonomía universitaria” permitiendo que los Campus sean atropellados por “policías y fiscales” para perseguir a estudiantes. En muchos casos se han vuelto renuentes a sentarse a conversar con los “alumnos que no son de su gusto” o dicho en otras palabras, “con los subversivos, los ignorantes y los violentos”.
Sin embargo, y solo para ejemplo, el 23 de setiembre de 1968, en la ciudad de Mexico el rector Barros Sierra presenta su renuncia a la Junta de Gobierno de la UNAM bajo este argumento:

“Sin necesidad de profundizar en la ciencia jurídica, es obvio que la autonomía ha sido violada [...] Me parece importante añadir que, de las ocupaciones militares de nuestros edificios y terrenos, no recibí notificación oficial alguna, ni antes ni después de que se efectuaron [...] Los problemas de los jóvenes solo pueden resolverse por la vía de la educación, jamás por la fuerza, la violencia o la corrupción [..] Estoy siendo objeto de toda una campaña de ataques personales, de calumnias, de injurias y de difamación. Es bien cierto que hasta hoy proceden de gentes menores, sin autoridad moral; pero en México todos sabemos a que dictados obedecen. La conclusión inescapable es que, quienes no entienden el conflicto, ni han logrado solucionarlo, decidieron a toda costa señalar supuestos culpables de lo que pasa, y entre ellos me han escogido a mí [...] Por ello es insostenible mi posición como rector, ante el enfrentamiento agresivo y abierto de un grupo gubernamental. [...] En virtud de las consideraciones anteriores, me veo en la imperiosa necesidad de presentar mi renuncia irrevocable.” [3](Las negritas son mías)

La actitud valiente de este Rector, de entender que “los problemas de la educación se resuelven con educación y jamás con la violencia”, es la clara demostración de que nos falta mucho aún por transitar en términos de Educación Superior.
Para finalizar, sólo quiero dejarles un mensaje que no es mío, pero considero oportuno recordar:

“La juventud vive siempre en trance de heroísmo. Es desinteresada, es pura. No ha tenido tiempo aún de contaminarse. No se equivoca nunca en la elección de sus propios maestros. Ante los jóvenes no se hace mérito adulando o comprando. Hay que dejar que ellos mismos elijan sus maestros y directores, seguros de que el acierto ha de coronar sus determinaciones. En adelante solo podrán ser maestros en la futura república universitaria los verdaderos constructores de alma, los creadores de verdad, de belleza y de bien. […]..,La juventud ya no pide. Exige que se le reconozca el derecho a exteriorizar ese pensamiento propio de los cuerpos universitarios por medio de sus representantes. Está cansada de soportar a los tiranos. Si ha sido capaz de realizar una revolución en las conciencias, no puede desconocérsele la capacidad de intervenir en el gobierno de su propia casa.”[4]


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