Por
Salvatore Brienza
El 29 de octubre del 2016, todos felices y contentos de la afiliación con “bombos
y platillos” de Santiago Peña. Aplaudido por los "Principales Dirigentes Partidarios del Cartismo", antes de
la Convención Colorada, asistían a la ceremonia de “imposición de pañoleta colo’o”
frente al cuadro de Bernardino Caballero, con llamativo uniforme azul.
En aquel
momento, Santiago Peña, en un arranque de “fervor partidario” manifestó que
vuelve a las raíces de Jaime Peña, ilustre colorado y desdeña a sus otros parientes,
los ilustres liberales Manuel Peña
Villamil y Manuel Peña Condal, renegando luego de 20 años, de su afiliación
azul.
En el mismo
salón, todos todos sonrientes con el Presidente Horacio Cartes,
estaban Juan Afara, Lilian Samaniego, Pedro Alliana, Javier Zacarías Irún y
otros dirigentes partidarios quienes no sospechaban lo que vendría a ocurrir más
adelante.
En estos días, el Presidente
Horacio Cartes, repitiendo el mismo error que Nicanor Duarte Frutos, ha elegido
un “Delfín colorado” a un “mitaí” de las filas partidarias, cuya “tinta de
afiliación aún no se seco” (Según Braulio Duarte, Dirigente Zacariísta).
Desconocer la
trayectoria política de los Dirigentes Partidarios de la Asociación Nacional
Republicana (ANR) produjo enojo y está dando
vía libre a un descalabro en las filas republicanas, donde el más fortalecido
termina siendo el movimiento “Colorado Añetete”, cuyo líder es Mario Abdo Benítez, e incluso el Progresismo Colorado de Nicanor Duarte Frutos.
Hasta el día
de hoy, varios contusos y heridos ha dejado la elección de “Peñita”, entre
ellos el propio Vice-Presidente Juan Afara, quien como “buen soldado” se había
mantenido con perfil bajo y sin hacer sombra a su jefe. Ahora que HC se fijó en
otro, y no en Afara como candidato a “Presidente para el 2018”, las cosas han
cambiado.
Y este pasado
glorioso de Peña, tanto como liberal y “neo-colorado/Cartista” empezará siendo su estigma
durante toda la interna partidaria.
Las
aguas coloradas están más turbias y agitadas que nunca. Pero, hay mucha tela
que cortar aún, y puede que “Peña termine despeñado”.[1]
Para
terminar, les dejo lo publicado en el semanario digital “El Colorado” cuyo editorial dice “recordamos a todos por
igual ser atentos en la selección de candidaturas. Para recuperar el poder
debemos captar las simpatías de colorados y no colorados, muy particularmente a
los nuestros, que de un tiempo a esta parte se han vuelto críticos y exigentes
lo cual nos indica que la disciplina partidaria tiene sus límites. Por eso, no
abusemos de la misma.”[2]
Y en un artículo sobre el nombramiento de Santiago Peña como Ministro
de Hacienda y parte de la “Selección Nacional del Presidente Horacio Cartes”
decía: “En las empresas privadas los chiquilines son estupendos porque son
incansables, administran mercaderías o servicios y una computadora les fija las
metas. Pero nunca llegan a administrar voluntades políticas por carecer de
formación que solo lo otorga la experiencia. Santiago solo sabrá decir, “a su
orden señor presidente”[3] y en otro apartado remata “Cuidado
con los Currículos. No todo lo que reluce es oro.”
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