Por Diego Lenguaza
Pude escuchar y ver opiniones respecto a
la manifestación de los compatriotas campesinos en los medios de comunicación y
comentarios en general por las calles, algunos a favor y otros en contra.
En las próximas líneas no me centraré en
la movilización campesina, ni nada por el estilo. Quisiera profundizar y hacer un
pequeño análisis sobre el concepto que tiene el paraguayo que reside en las
ciudades sobre el campesino.
Primeramente, definiremos campesino y el
diccionario lo define “como alguien que vive y trabaja de forma habitual en el
campo”. ; En Paraguay, en donde más del 40% de la población vive en zonas
rurales según el informe de la FAO del año 2013, el concepto en sí es un poco
diferente. Para un buen porcentaje de los habitantes de la ciudad, existen dos
tipos de campesinos, según la zona en la que vive.
Foto: ABC Color |
En este caso hago referencia específica a
la zona capitalina del país (Asunción) y a la capital del departamento del Alto
Paraná (Ciudad del Este). En ambas
ciudades pude residir un buen tiempo, por tanto, puedo opinar sobre el concepto
que tiene buena parte de la población de los mencionados lugares sobre el
campesino. Mientras que para, una mayoría de los asuncenos el campesino es toda persona que
vive pasando calle última; para el esteño, el campesino es todo aquel que no
vive en las capitales departamentales del país. Todos son campesinos y, como
siempre, es oportuno aclarar que estas expresiones son desde mi experiencia.
Las observaciones anteriormente
mencionadas van siempre acompañadas de expresiones nada agradables, tales como:
“campesino py ky’a”, “campesino burro”, ”campesino mboriahu”, por citar algunas.
El menoscabo al campesino es evidente en muchos casos. Surge el siguiente
cuestionamiento: ¿Somos los citadinos mejores que los otros por no vivir en el
campo?. Es obvio que no lo somos, no pertenecemos a ninguna casta de la familia
real, ni tenemos sangre azul. Es más, a excepción de algunos descendientes de inmigrantes europeos, el resto,
poco y nada tenemos de que jactarnos.
Mientras no hayas nacido en un país de
primer nivel de Europa u otro lugar “fashion” (donde también existen
campesinos) y consumas mandioca, mi estimado citadino, igual que yo y la mayoría,
somos todos campesinos.
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