Por Salvatore Brienza
A los seres
humanos nos encanta crear mitos. Siempre lo hacemos, cuando recibimos algún tipo
de beneficio o regalo. Empezamos concentrándonos al 100% sobre el mismo dejando
de lado todo lo demás. Debemos sólo mirar a los niños cuando reciben un juguete
de regalo. Se emocionan al verlo y dejan de lado todos los demás juguetes
anteriores. Esta sensación de éxtasis temporal es eso…, momentáneo. Pasado los
días, se empieza a jugar de nuevo con los juguetes antiguos, intercalando con
el nuevo. Y con el tiempo, el nuevo juguete esta relegado a ser uno más del montón
que ya tiene, volviendo a los demás juguetes viejos.
Me resultó
muy gracioso como cerristas y olimpistas se trenzaban en arduas críticas,
bromas y argelerías, con comentarios agresivos y por sobre todo violentos contra
el oponente tradicional. Todo esto sólo por el acto de inauguración del nuevo
Estadio del Club Cerro Porteño. Además de los comentarios de fanáticos tanto de
Olimpia como de los propios cerristas,
me hizo pensar en el “Síndrome del Juguete Nuevo”.
El estadio “General
Pablo Rojas”, con las nuevas infraestructuras propias de coliseos de Estados
Unidos o Europa, exigen aficionados acordes a su inversión.
Recordemos
que los clubes que mayor violencia generan en los acontecimientos deportivos,
son los de Olimpia, Cerro Porteño, Luque y Guaraní [1],
a raíz de las entradas gratis que reciben las barras bravas, comandadas desde
las dirigencias de los clubes. Esta violencia, que en su mayor caso ocurre,
cuando se llama a Asamblea para elegir nuevas autoridades es lo que empaña la
fiesta del futbol.
La unidad de
prevención de delitos del Ministerio Publico, la Policía y el Ministerio del
Interior[2],
siempre se han mostrado preocupados por la violencia que se generan, dentro y
fuera de las canchas y, aunque muchos clubes se “comprometen” a no facilitar el
ingreso a los violentos, los mismos encuentran la manera de hacerlo, porque son
acicateados por dirigentes opositores a los presidentes de turno.
En los últimos
10 años, 18 personas, o más, han fallecido[3] en circunstancias relacionadas con el fútbol. Ómnibus apedreados, instalaciones
deportivas destruidas, transeúntes baleados, comercios destruidos por las
barras bravas e innumerables casos que terminan en amenazas por wathsapp, Facebook
u otras redes, donde los fanáticos continúan con la violencia y nadie es capaz
de pararlos.
No soy una
persona que me guste el futbol como deporte, en definitiva, aunque sea hincha
del Olimpia, me gusta que los clubes paraguayos lleguen a sitiales importantes
en los campeonatos internacionales.
Entre tantas
bromas, estuve tentado a recordar a algunos amigos cerristas las copas que
el Olimpia ha conseguido en su historia. Pero en un país donde la historia no tiene
importancia, porque siempre terminamos eligiendo a los mismos políticos que nos
“mintieron, estafaron y robaron”, tal argumento era muy absurdo.
Sin embargo, tan
importante obra debe exigir un cambio en las costumbres de los fanáticos del
fútbol a la hora de alentar a sus equipos. Las agresiones, violencia y por
sobre todo, las amenazas, no ayudan a nadie. Que no pase el “Síndrome del
Juguete Nuevo”, luego de la euforia inicial, donde tengamos que lamentar de nuevo destrucciones y violencia.
Para los
amigos cerristas, felicitaciones por la magnífica obra y ojalá ésta se traduzca
en una Copa Internacional, cuyo objetivo siempre estuvo al alcance de sus manos
y del cual, también estaré feliz.
FOTO: ABC Color |
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