En mi artículo
anterior, Analizando el día después, decía que “El Partido Colorado, es una maquinaria
electoral que está basada entre otras cosas en tres pilares básicos, el
prebendarismo, clientelismo político y el discurso nacionalista…”. Sin
embargo, olvidé mencionar lo más típico de esa maquinaria electoral; su afán por
“torcer la voluntad” del elector.
Las técnicas,
estrategias y acciones para birlar los resultados, no es un tema menor, no sólo
en las generales, sino también en las internas partidarias.
En las elecciones
internas se han robado a los mejores candidatos del partido en su momento. Muchos
de los “mentores” no sólo han confesado que se robaron elecciones, sino que se
han vanagloriado de haber colaborado para cometer esos “delitos.”
Las estrategias
van desde hacer correr las urnas, para que no haya escrutinio, hasta que se
presenten a votar los afiliados que han muerto hace tiempo. Sin descontar el
voto calesita, el doble, triple y cuádruple.
Ayer 24 de
Abril, tan sólo a dos días de las Elecciones Generales Presidenciales 2018, la
fama del colorado, corrupto, bandido, roba-votos, saltó en todas las redes
sociales y medios de comunicación.
La aparición de imágenes en las redes sociales de documentos demostrando que los datos del TREP (Transmisión de Resultados Electorales Preliminares) no reflejaban los resultados de las mesas, hizo saltar las alarmas a los opositores al Partido Colorado, exigiendo transparencia en la verificación de las actas electorales. Los ánimos se caldearon cuando los Ministros del TSJE (Tribunal Superior de Justicia Electoral) dijeron que no pararían la verificación de las actas y que continuarían con el procedimiento normal. Lógicamente, el temor a que en el propio TSJE se esté fraguando el fraude fue subiendo los ánimos y las especulaciones.
Los
colorados no pueden quitarse ese mote de robar elecciones, de ser corruptos y
por sobre todo, de destruir las instituciones políticas, en beneficio de sus
ambiciones de poder.La aparición de imágenes en las redes sociales de documentos demostrando que los datos del TREP (Transmisión de Resultados Electorales Preliminares) no reflejaban los resultados de las mesas, hizo saltar las alarmas a los opositores al Partido Colorado, exigiendo transparencia en la verificación de las actas electorales. Los ánimos se caldearon cuando los Ministros del TSJE (Tribunal Superior de Justicia Electoral) dijeron que no pararían la verificación de las actas y que continuarían con el procedimiento normal. Lógicamente, el temor a que en el propio TSJE se esté fraguando el fraude fue subiendo los ánimos y las especulaciones.
En todo este periodo democrático o de transición, el TSJE es la institución que
más credibilidad ha tenido en los procesos electorales. No solo se hacen
responsables en las elecciones generales, sino que colaboran con las internas
de los partidos políticos, centros de estudiantes, sindicatos, cooperativas, asociaciones
y clubes sociales o deportivos.
Han
construido su credibilidad en base a “aciertos y errores” que la propia ciudadanía
ha denunciado o aplaudido en su momento.
Como
ciudadanos debemos confiar en alguna institución. No puede ser que siempre que
veamos un miembro de la Policía Nacional o Patrulla Caminera, pensemos que ya
es un corrupto. Que si tenemos un problema Judicial, pensemos que todo está mal
y que, definitivamente, el que está frente a nosotros es un corrupto. Que al solo
mencionar que uno es colorado, ya se piense que es un ladrón de voluntades,
bandido y corrupto.
Aprendamos a ser autocríticos. En particular, acepto y critico la forma de hacer política de los colorados. Me incluyo entre ellos, porque formo parte, por decisión propia de la Asociación Nacional Republicana, por decisión y voluntad propia, porque entiendo que es una “Asociación de hombres y mujeres libres”.
Aprendamos a ser autocríticos. En particular, acepto y critico la forma de hacer política de los colorados. Me incluyo entre ellos, porque formo parte, por decisión propia de la Asociación Nacional Republicana, por decisión y voluntad propia, porque entiendo que es una “Asociación de hombres y mujeres libres”.
Pero todos
los que me conocen, saben cómo soy crítico al Partido, y abierto a todas las
demás ideologías, porque dentro del coloradismo han estado hombres tan
inteligentes como Blas Garay o Ignacio A. Pane e incluso, Natalicio Gonzalez, a
quien se le puede criticar su pasión por el nacionalismo, pero no se puede
negar su capacidad intelectual.
Sin embargo,
no acepto al colorado “que usa los viejos discursos de odio y prepotencia”, el
que se vanagloria diciendo “Soy colorado…, y que”. No acepto al colorado que
reivindica la sangrienta y cruel dictadura de Alfredo Stroessner, solo porque era
colorado. No acepto el discurso “soez, inculto y violento” de los operadores políticos,
porque no me representan, ni en las campañas electorales y mucho menos en función
de gobierno.
¿Que el
colorado puede cometer fraude? Sí, puede cometer, si le dejan.
¿Qué el
colorado puede maniobrar para quedarse con el poder? Sí, puede maniobrar, si le
dejan.
Nunca olvido
una anécdota en las Elecciones Estudiantiles. Era uno de los Candidatos a
representante Estudiantil y había otra en la que se presentaron otros compañeros.
La otra lista, registro mal a uno de sus candidatos. El error no recuerdo.
Plantearon que “les dejemos registrar la lista con el error que ellos
cometieron” y así permitir competir ambas listas. En principio, lo debía decidir
el TEI (Tribunal Electoral Independiente), pero dejaron en mano de un acuerdo
entre ambas listas.
Como era uno de los candidatos, consultaron mi opinión. Entonces, recordé la frase de un gran amigo liberal que decía: “En la política no existe el perdón. No existe el “buenismo”. Un error que se comete en política, se paga muy caro”. Entonces pronuncie la frase que hasta ahora martilla en mi cabeza, que siempre reflexiono sobre ella: “NO, vamos a impugnar su lista por ese mismo error, aunque tengamos que ir solos a las elecciones. No es nada personal. Así van a aprender a no equivocarse”.
Como era uno de los candidatos, consultaron mi opinión. Entonces, recordé la frase de un gran amigo liberal que decía: “En la política no existe el perdón. No existe el “buenismo”. Un error que se comete en política, se paga muy caro”. Entonces pronuncie la frase que hasta ahora martilla en mi cabeza, que siempre reflexiono sobre ella: “NO, vamos a impugnar su lista por ese mismo error, aunque tengamos que ir solos a las elecciones. No es nada personal. Así van a aprender a no equivocarse”.
Carl Philipp Gottlieb von Clausewitz dijo que “la guerra es la
continuación de la política por otros medios”; pero Michel Foucault, más
cercano a la dinámica social que a los medios bélicos, dijo de manera más
controvertida que “la política es la continuación de la guerra por otros medios”.
Que puede
haber FRAUDE ELECTORAL en estas Elecciones Generales, si puede haber. Es la
oportunidad
en el campo de la batalla electoral y los colorados tienen muchos soldados y
bien entrenados en este tipo de terreno. Es cuestión de estar mas atentos.
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