Por
Salvatore Brienza
Nunca la transición hacia la
democracia estuvo tan cargada de conflictos. La asunción al cargo de Horacio
Cartes, un “outsider político” que luego de 5 años de gobierno, demostró que
siempre estuvo “apostando fuerte” a diferentes candidatos, aunque el mismo no
estaba, ni siquiera registrado en el Padrón Cívico Nacional, nos demostró la debilidad
de todas las instituciones republicanas.
Lo que se presagiaba un gobierno que
iba a resolver los problemas del país con una “selección nacional”, terminó
como la “Selección Nacional de Fútbol”…, decepcionando a todos.
El 15 de agosto del 2018, asume Mario
Abdo Benítez (h) y también viene cargado de una tremenda expectativa. Aunque la
sombra del pasado –de su padre, Mario Abdo Benítez, Secretario Privado de
Alfredo Stroessner- lo tiene “atado y observado” como un posible “dictador en
potencia”.
Marito (para diferenciarlo de su
padre) ha sabido pelear sus batallas en esta democracia. Y en muchas
oportunidades, manifestó que se deben respetar las instituciones del estado
para construir la verdadera sociedad que todos esperamos tener.
Necesitamos instituciones fuertes, donde el Poder Judicial cumpla con el papel
de enviar a la cárcel a los que han dilapidado los recursos del país. No hablo
de los ladrones de gallina, o de motores de agua. La Justicia debe llevar a los que se enriquecieron a costillas del estado, promoviendo esquemas de tráfico de influencia, sobornos, nepotismo, corrupción e incluso violencia contra los ciudadanos que los denunciaron.
Un mensaje de Twitter del Presidente decía:
“Queremos que Paraguay sea un país que
dependa cada vez más de sus instituciones democráticas y menos de su Presidente”
y creo que así debería de ser. Es por eso que, el silencio del Presidente en
temas conflictivos como el Poder Judicial, la Fiscalia o el Parlamento lo
exponga a ser considerado una persona que no tiene “poder de decisión”.
Pienso que el Presidente ha tomado “una decisión” y es dejar que las instituciones hagan su tarea y que la sociedad sea la que presione para que ocurran los cambios.
Desde nuestra idiosincrasia no se entiende esta decisión. Porque siempre estamos, pensando que “el cacique, el mburuvicha, el tendota, el líder o el caudillo” debe decidir en momentos de conflicto. Y, necesariamente, no debe ser así. La democracia radica en el poder del pueblo.
Según un antropólogo francés, la verdadera democracia era la practicada por un
grupo de indígenas guaranis, quienes ante un problema, reunían toda la tribu y
comenzaban a dialogar.Pienso que el Presidente ha tomado “una decisión” y es dejar que las instituciones hagan su tarea y que la sociedad sea la que presione para que ocurran los cambios.
Desde nuestra idiosincrasia no se entiende esta decisión. Porque siempre estamos, pensando que “el cacique, el mburuvicha, el tendota, el líder o el caudillo” debe decidir en momentos de conflicto. Y, necesariamente, no debe ser así. La democracia radica en el poder del pueblo.
Horas de idas y venidas, argumentos y contra argumentos, incluso escuchando la opinión de niños, adolescentes y jóvenes, el cacique solo observa. Al final la propia asamblea toma la decisión para que el cacique la cumpla.
Nuestro pasado reciente, nos demuestra que “si ensalzamos a los Caciques a categoría de Poderosos Gobernantes”, terminaremos subyugados por su séquito y los únicos que perderemos seremos nosotros, el pueblo.
No me asusta el silencio del
Presidente Mario Abdo Benitez (h), me preocupa más la inacción de las
instituciones sociales y políticas, que deberían sanear sus filas.
El silencio,
no es una señal de debilidad, sino un arma para desmontar el discurso de
los que gritan su inocencia, sabiendo que son “lobos vestidos de ovejas”.
Que el pueblo siga exigiendo transparencia en las instituciones publicas, que los delincuentes que se han enriquecido con el dinero del estado empiecen a pisar la cárcel.
Y que los inocentes, no paguen por los culpables.
Que el pueblo siga exigiendo transparencia en las instituciones publicas, que los delincuentes que se han enriquecido con el dinero del estado empiecen a pisar la cárcel.
Y que los inocentes, no paguen por los culpables.
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