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domingo, 11 de agosto de 2019

El problema no es la masonería


Por Salvatore Brienza
"La masonería es una institución, esencialmente, filosófica, filantrópica y progresista” dice el concepto básico que uno aprende leyendo los libros que se encuentra al alcance de todos.
Sin embargo, en los últimos tiempos, “La Orden” como se conoce a la masonería entre sus miembros, se ha convertido “el chivo expiatorio”, quizás con culpa o no, de los problemas que se tienen, no sólo en el ámbito político, sino también, y principalmente, en el ámbito Judicial.
El problema entre el intendente de Ciudad del Este y la empresa Ita Paraná no es la masonería, sino la corrupción.
Toda la república sufre el mal de la corrupción.
La masonería es uno más de “los poderes ocultos” que operan detrás de la Real Politik.
Es así que muchas otras instituciones, más visibles que la masonería, como son las iglesias, sean católicas o evangélicas, los movimientos y sectas seculares y por sobre todo las mafias internacionales, tienen la misma o más influencia que la denominada “Orden”.
La corrupción con la que se maneja el poder judicial, transciende el poder de todas estas instituciones porque está enquistada en la punta de la pirámide.
La propia Corte Suprema de Justicia sufre del mal de la corrupción y mientras no haya una depuración total, nunca podremos salir de este callejón que por el momento es “sin salida”.
La corrupción es un mal endémico que está empotrado, incluso en la sociedad toda.
“Los jueces corruptos, ¿de donde salen?..., del planeta saturno!!!..., Nooo!!!!!, salen de la misma sociedad” decía un amigo.
Pero, ¿qué los hace llegar al cargo de juez o fiscal?. Es el mismo sistema de promoción que luego se hará “servicio de atención preferencial” en el sistema judicial, esa es la corrupción.
Tanto en el Poder Judicial como en el ministerio público, casi nadie llega a juez o fiscal por méritos propios. Siempre es gracias a un amigo, al lobby con algún diputado o senador o por medio de la institución a la que uno más haya ayudado, sea esta la iglesia, el club de amigos o la secta evangélica.
La masonería, en nuestro país, dejó de ser aquella sociedad donde se respiraba “Libertad, Igualdad y Fraternidad”.
Hoy, es solo un club de amigos o una “logia de tragos”, salvo raras excepciones, y que gestionan, en algunos casos, la corrupción de este país.
La masonería dejó de ser “filantrópica y progresista”, porque hace tiempo se volvió “fanática, ignorante y traidora” a su propio Código Masónico.
Como en toda actividad humana, hay excepciones y son contados “los hombres y mujeres” que conforman la masonería que  están exentas de haber caído en la corrupción.
Esperemos que aquel viejo principio masónico que dice “Ten siempre tu alma en un estado puro para parecer dignamente delante de tu conciencia” se vea reflejada en las acciones de los verdaderos Hijos de la viuda.
Solo así, desbastando y puliendo nuestras imperfecciones es que podremos algún día decir “que la masonería ha hecho su trabajo vivificador”.

1 comentario:

Pablo colman dijo...

Para que comentar si ya me avisan que me van a sensurar ????