Por Salvatore Brienza
El Arzobispo de Asunción, Monseñor Edmundo Valenzuela hizo una homilía, donde deslizó parte del anhelo cristiano que es "El amor al prójimo", pero todo tiene una explicación que no es la misma que "dijo lo que dijo, pero al final no dijo lo que dijo".
Como siempre, la iglesia nunca habla de manera directa. Bueno, solo para castigar a los herejes son bien claros. (Esto heredaron de los romanos. Por algo Cristo terminó en la Cruz).
La frase que supuestamente fue quitada de contexto dice lo siguiente:
“Hoy día, encontramos que hay parejas homosexuales que forman sus familias; no podemos nosotros desconocer esa realidad. Estamos acompañando a estas personas para poder darles misericordia y comprensión. Es cierto que es una situación moralmente irregular, pero no conseguimos nada denigrando o acusando. Lo que debemos proponerles es que vivan adecuadamente, que se reintegren, que recen, que sean solidarios, que sean sensibles a los pobres y a los necesitados”.
Lo malo de este discurso de Edmundo Valenzuela, que "intenta" ser progresista es que llama "familias ejemplares" a los que, supuestamente, "no tienen gays en su círculo familiar o solo están formados por papá, mamá e hijos".
Todos sabemos que más de uno, tiene amigos, familiares o conocidos que son divorciados, amancebados (Según el filósofo altoparanaense Virgilio Cantero, "amancebado quiere decir manchado (por la tierra americana). Es decir en una condición antropológica inferior al europeo". Es decir, es un término discriminativo usado probablemente desde la colonia cuando los españoles, varones o mujeres, se unían con los mancebos/criollos/paraguayos), madres solteras o miembros de la comunidad LGTBIQ+.
Lo que la Iglesia, y especialmente la paraguaya, debería de reconocer es que fueron intolerantes con las minorías y "muy tolerantes, rayando a cómplices" de los curas pedófilos, acosadores y violadores de niños.
Y no se pongan en "Plan echemos la culpa a Lugo". Antes de él, ya habían Sacerdotes y Obispos con familias constituidas que "le llamaban tío a sus padres". (Facundo Cabral dixit)
Seamos honestos, Valenzuela está haciendo todo lo posible para "parecer pro", pero no puede hacerlo desde el discurso "sin sal".
Él, que ya solicitó su "jubilación", le fue aceptada, pero le obligan a quedarse 2 años más como Arzobispo de Asunción.
"Supongo" que el Papa Francisco le dió un "akãpete kuruzu" para que se ponga las pilas y deje una comunidad cristiana un poco más tolerante.
Eso espero.
En la actualidad, hay mucha sangre nueva en la Conferencia Episcopal Paraguay (CEP) pero necesitan, esas voces, tomar la posta.
Pero como la Iglesia no siempre sigue las directrices papales, y vemos con angustia y desesperanza cómo se desdicen de sus opiniones, echando la culpa a la prensa.
No es raro. La hipocresía es una práctica común dentro de la Curia Vaticana o las Conferencias Episcopales. Es que lo político, dentro de la iglesia de Cristo, se viste con túnicas sagradas para no perder su poder pastoral.
Hoy, la Iglesia necesita ser renovada en sus cuadros. Los feligreses deben aprender a amar al prójimo. En todo caso, "quien no tenga pecados, que lance la primera piedra".
Para mí, la iglesia católica y sus voceros no tienen credibilidad en lo que dicen y aseveran, porque no tienen autoridad moral para juzgar. Sus discursos, envueltos en un difuso "amor al prójimo", son nefandas y execrables.
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