Por Salvatore Brienza
En esta carrera por la sobrevivir, la humanidad está discutiendo que es urgente y que es importante.
Por un lado, la humanidad está luchando para evitar la muerte de personas vulnerables, como son los mayores de 60 años y los menores de 3 años, quienes -según los reportes de decesos- son los que más mueren en esta pandemia.
Por otro lado, los sectores empresariales que necesitan seguir ganando dinero, no importando quién es el que muere.
Bajo éstas ideas se debate el Paraguay de hoy.
Viendo a los "Hombres y Mujeres de blanco" prepararse para lo peor de esta pandemia y los demás funcionarios estatales algunos más y otros menos, haciendo de soporte. Aunque muchos de ellos sean "insoportables"
En el otro extremo está la sociedad. Que se debate entre el subsidio estatal de 550.000 guaraníes (83 USD) para una familia por mes, los kit de alimentos proveídos por el estado, a través de algunos municipios y gobernaciones, y la organización de ollas populares por organizaciones civiles, sociales, fraternales, religiosas, etc.
Nuestro país no es el mejor ejemplo de austeridad. Porque la austeridad es cuando algo tenemos en abundancia y nos contenemos en el deseo de utilizarlo. Pero aquí, hay necesidades importantes que también son urgentes.
Primero, un sistema educativo que debería ser evaluado, proponiendo lo que llamo "un salto pedagógico, metodológico y tecnológico", utilizando todas las herramientas a nuestro alcance. Esta pandemia nos mostró que podemos adherir tecnología a las escuelas. Pero debe haber capacitación y formación de docentes, a niveles superiores y no, que me perdonen los maestros que se sientan aludidos, a nivel de "escuela pyhare" (Con su consabido "peichante").
La educación debe ser "despartidizada", pero sí "politizada". Esto podemos debatirlo más adelante.
Segundo, una mejora notable en los sistemas de Salud, reforzando las Unidades de Salud Familiar en los barrios de las ciudades del interior, como mucho foco en el modelo preventivo y no reactivo. Con profesionales de salud comprometidos con la comunidad y no pensando solo en el salario de fin de mes.
En este país, dónde cualquier enfermo debe solventar sus gastos con "polladas" debería de contar con mejores oportunidades de tratamiento, teniendo como base que, una población sana, es más factible de ser educada.
Y aquí entra el tercer elemento, siempre discutido en todos los ámbitos, que es el acceso a una buena alimentación.
Recordemos que nuestra nación se ubica entre los 5 países productores de cereales y oleaginosas del mundo. Las grandes corporaciones hablan de que la producción de soja, maíz y trigo es para alimentar al mundo. Pero, y porque no alimentamos al Paraguay?
Un país con menos de 10 millones de habitantes, produce alimentos, seamos sinceros, para animales de las granjas avícolas y porcinas y el ganado vacuno de Estados Unidos, China y Europa. La ganadería paraguaya tiene el doble de cabezas de ganado que la población paraguaya y todos los animales son bien vacunados y alimentados. No sé si educados, pero si alimentados.
Si bien es cierto que dentro de la cadena de producción, muchos viven a cuerpo de rey, es bien sabido que los éxitos económicos no "bajan" a todos los niveles sociales y menos al estrato más pobre. Pero este también es un tema para debatir en otro momento.
Cómo decíamos al principio, estamos en un dilema entre "lo urgente versus lo importante".
Y esa realidad nos golpea.
Lo urgente ahoea es alimentar a la población, mientras esa misma población se aísla para evitar el contagio masivo por Covid-19 y saturar los centros hospitalarios del país y, por otro lado, "intentar" seguir la vida académica de millones de niños y jóvenes, sin descuidar a los docentes, que hacen esfuerzos extremos para dar las clases virtuales.
Si hemos "aplanado la curva de contagio", ahora debemos aplanar la curva de privilegios de una clase política y empresarial, que ha desaparecido de los medios de comunicación, porque no tienen respuestas, salvo honrosas excepciones, a estos "antiguos problemas sociales".
Debemos pensar en un Paraguay diferente luego de la pandemia.
No podemos seguir eligiendo a políticos que buscan "lucrar" en esta crisis global, y que golpea más duramente a los países pobres como el nuestro.
Esa es nuestra realidad, somos un país con el 80% de la población, que se debate entre la informalidad, las micro y pequeñas empresas y un sistema educativo y de salud precario.
Pero siempre producimos más, para que otros países tengan, lo que nosotros necesitamos con urgencia.
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