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martes, 10 de noviembre de 2020

NADA QUE ENVIDIAR


Por Salvatore Brienza
Las Elecciones Presidenciales en los Estados Unidos, pese a quien le pese, es muy importante para el resto del mundo.
"La tierra de las libertades", "del sueño americano",  "de las oportunidades", viene derrumbándose hace un buen tiempo.
Cuando llegan los Republicanos al poder, las "hachas de guerra" salen y son ondeados con virulencia. Esto no quita la responsabilidad a los Demócratas, quienes también blanden "hachas de guerra" cuando es necesario, pero se diría que son un poco menos "violentos" en sus relaciones internacionales.
Pero aquí la cuestión, viene por el lado de las elecciones a Presidente.
Además de ser un sistema, según ellos democrático, pero para el resto del mundo complicado y que no refleja la voluntad popular, van varias elecciones donde se duda del resultado desde el inicio hasta el fin.

Solo para recordar, el Republicano George W. Bush ganó las elecciones del año 2000 frente a Demócrata Al Gore en medio de controversias en el conteo de votos. Bush obtuvo 50.456.002 votos, pero obtuvo 271 lugares en el Colegio Electoral, lo que permitió que se convirtiera, nuevamente, en presidente de los Estados Unidos para su primer mandato.
En dicha oportunidad, Al Gore obtuvo 50.999.897, pero tan solo 266 lugares en el Colegio Electoral. 


En el 2016, la elección del Empresario y Republicano Donald Trump, fue contundente en lo que respecta a los numeros en el Colegio Electoral, donde gano 304 lugares y las candidata Demócrata Hilary Clinton, tan solo 227 votos electorales.

Sin embargo, y como sucedió en el 2000, Hillary Clinton obtuvo 65.853.514 votos populares, frente a ls 62.984.828 que obtuvo el ganador Trump.

En definitiva, quien gana no necesariamente es el más popular, sino quien obtuvo 270 votos electorales en el Colegio Electoral.
La gran pregunta es, ¿Cómo puede considerarse una sociedad democrática, con un sistema donde el voto de los individuos no tiene valor por la sumatoria y sí el voto de unos 8 estados de la unión, que "normalmente" definen las elecciones?
Las elecciones realizadas el 3 de noviembre del 2020, tienen todos los condimentos de considerarse las mas disputadas de todas y las mas mediáticas porque los medios de comunicación han estado al corriente de cada uno de los incidentes que hubieron a partir del conteo de los votos.

Solo para recordar, el candidato Demócrata Joe Biden ha obtenido un total de 75.404.182 votos
populares y 284 votos electorales en el Colegio Electoral, frente a los 70.903.094 que obtuvo Donald Trump. Con esto, no solo Biden supera a Barack Obama en la cantidad de votos populares sino que inscribe en la historia al llegar acompañado de la Primera Mujer a la Vice Presidencia de los Estados Unidos, Kamala Harris.

Luego de superar los conteos en Pensilvania, y confirmar que los votos electorales quedaron para el Demócrata Joe Biden empezaron a desatarse las idas y venidas de comentarios, los análisis de expertos en los Medios de Comunicación y las redes sociales de todo el mundo. Pero, los reclamos del Presidente  Donald Trump, exigiendo el recuento de votos fueron el destaque.
Al igual que Paraguay, donde "tu voto vale doble", "votan los muertos", "hacen la calesita, en el cuarto oscuro", "marcan las papeletas, para anular las boletas" o "falsifican actas electorales" e incluso, hacer algún "trato apu´a" (Refiere a algún tipo de arreglo bajo la mesa) lo que sucede en Estados Unidos es para seguir alquilando balcones.

El país de la "eterna democracia" tiene un Presidente (Donald Trump) que no quiere reconocer los resultados electorales y exige que se "recuenten los votos".

Esto que ahora sucede en los Estados Unidos es parte del folclore electoral en los municipios, gobernaciones o presidenciales del Paraguay, e incluso en la elección de un presidente de alguna Comisión Vecinal.
Nadie sabe el resultado en nuestros países, hasta el último momento, porque "los caminos del recuento de votos" son "anchos y pecaminosos". Más aún con la maquinaria electoral de los partidos tradicionales y las prácticas culturales arraigadas del "acarreo de votos", "compra de cédula", "compra de punteros" o "alquiler de los vehículos del oponente".

Si en los Estados Unidos de Norteamérica, estuviera instalada una Embajada Norteamericana, como lo tenemos en nuestros países, el embajador ya se hubiera pronunciado solicitando "el respeto a la voluntad popular" y, lógicamente, todos hubieran aceptado a Joe Biden como el Presidente de los Estados Unidos.
Como sociedad, no tenemos nada que envidiar al sistema electoral de los Norteamericanos. Al contrario, su "sistema" es el menos democrático, ni siquiera refleja la voluntad popular.

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