(Titulo parafraseando la columna de un colega periodista deportivo)
Por Salvatore Brienza
Empieza con una corrida por la derecha, con un jugador al que se le ve un poco adelantado, el Arbitro que debe marcar posición ni ve la situación. Aquí no hay VAR.
Los defensas azules, trotando simulan que van a defender, pero van quedando atrás.
Bolsonaro va como segunda opción en recibir el pase.
El jugador avanza por la derecha, no sabe si se luce disparando al arco y metiendo el balón en la portería o hace el pase, que todos gritan interiormente.
El arquero rival no sabe si sale a achicar o deja que remate para atajar, va todo muy lento. Opta por esperar que decide el delantero.
Bolsonaro sigue, los defensas ya casi van caminando detrás.
Los otros dos delanteros, del equipo de Bolsonaro, van bajando la velocidad. La tercera opción para meter el gol, corre con muletas. (Es un partido benéfico, no hay exclusión)
Ahora el único que puede recibir el pase, es el Presidente Jair Messias Bolsonaro.
Sale el pase, el arquero amaga que se tira para interceptar el balón, pero decide admirar la jugada. (Creo que sintió algún dolor en la cintura, casi no se dobla).
Bolsonaro..., se tropieza, el balón finalmente entra en el arco.
Todos aplauden, los delanteros, el equipo rival, la prensa invitada, los fotógrafos, los militares que fungen de guardaespaldas detrás del arco rival, algo de público y el arquero, que era/es un espectador más, y casi se arrodilla a felicitar el tremendo gol del presidente.
Bolsonaro sigue en el suelo. Si no fuera por el tropiezo con la pierna izquierda, definitivamente su pierna menos hábil, no hubiera metido el balón en el arco rival.
Luego, todos corren hacia el "goleador presidencial".
Compañeros de equipo, rivales fotógrafos, guardaespaldas, arbitro que corre hacia atrás, soplando el pito, y apuntando al medio campo, marcando "oficialmente" el gol..., y el arquero, que si pudiera, le pediría un autógrafo.
Bolsonaro, sigue en el piso. Parece una eternidad su permanencia en el suelo.
Debe estar escupiendo algo de pasto, adolorido porque fue se tropezó, cayo de frente, de panza, siente que está todo golpeado.
En el fondo quiere levantar la vista y ver si el balón entró en la portería rival.
De a poco escucha que le aplauden, que le ayudan a levantarse. Mira a su alrededor y ahi están todos. El guardaespaldas que es delantero de su equipo, el arquero que le parece al chofer presidencial, al fotógrafo oficial de Planalto, y se sonríe, alza las manos..., fue gol...., corre, gira, vuelve hacia el arco rival y hace el gesto..., de disparar contra el arco.
Todos contentos, el Presidente metió un gol..., de antología.
En el fondo, allá en el fondo de su Alma, todos agradecen que el balón haya entrado.
Vean el link
(Este video de Bolsonaro jugando al fútbol y metiendo un gol, es la clara demostración de como los serviles funcionan ante el poder. Aunque sea en un acto benéfico de #fomezero paradójicamente, una campaña impulsada por el PT y el gobierno de Luiz Inacio "Lula" Da Silva. Pero todo tiene siempre un sentido y he aquí mi interpretación.)
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